🔥 Cuando Google es cómplice de un linchamiento digital
🔥 Cuando Google es cómplice de un linchamiento digital
Tiempo de lectura, 5 minutos.

En los últimos días, 14 reseñas de una estrella han aparecido en nuestra ficha de Google.
Todas en apenas 72 horas.
Todas sin ninguna relación con clientes reales.
Y todas con un patrón tan evidente que hasta un niño pequeño lo detectaría:
- Nombres de perfil extraños, como generados aleatoriamente.
- Sin foto de usuario.
- Con solo una o dos reseñas realizadas en toda su “vida digital”.
- Lenguaje robótico, sin emoción, sin referencias concretas.
- Textos sospechosamente parecidos: repiten ideas, estructuras, quejas vagas.
- Ninguna mención a fechas, direcciones, nombres de inmuebles, precios o datos reales.
Esto no es una mala racha.
Esto es, claramente, un ataque organizado.
En un primer momento, tras denunciarlas a través de Google My Business, Google retiró algunas de esas reseñas falsas.
Respiramos aliviados. Pensamos que el sistema, con todas sus carencias, al menos funcionaba un poco.
Pero al día siguiente,
volvieron a publicarse exactamente las mismas reseñas.
Mismo texto. Mismos perfiles.
El algoritmo, al parecer, cambia de criterio con el viento.
Cuando eso pasa, te dicen que puedes apelar. Pero “apelar” en Google significa pulsar un botón en un formulario de revisión de reseñas, sin espacio para escribir, sin opción de explicar, sin posibilidad de aportar pruebas.
Una apelación sin apelación.
Una farsa digital.
Google, que presume de tener un algoritmo para todo —para predecir tus búsquedas, para recomendarte qué comer, para sugerirte a qué rincón del mundo viajar— no tiene uno que se dé cuenta de que, en una ficha con más de 10 años de historia impecable, de pronto aparecen 14 reseñas falsas en tres días.
Tampoco detecta que:
- 12 de los nombres de usuario sean absurdos o aleatorios.
- Ninguno tenga foto de perfil.
- Todos compartan un estilo casi automatizado.
- Ninguna crítica concrete datos verificables.
- Se repitan frases y estructuras como si se hubiera hecho un “copiar y pegar masivo”.
Todo esto lo ve cualquiera.
Cualquiera, menos Google.
Y mientras tanto, ahí siguen, afirmando que Olga —mi socia, y sí, también mi esposa— es una estafadora.
Una acusación grave, personal y profesional, lanzada sin pruebas, sin rostro, sin consecuencias.
No soy objetivo, lo sé.
Pero sí soy testigo.
He visto cómo Olga trabaja desde hace años con rigor, cercanía y una ética intachable.
He visto cómo sus clientes se convierten en amigos, cómo recibe mensajes de agradecimiento meses o incluso años después.
Y cómo es admirada y respetada, incluso entre quienes también se dedican a esto.
Nunca ha necesitado pisar a nadie para avanzar.
Tal vez por eso molesta.
Tal vez por eso alguien, en vez de mejorar su trabajo, ha decidido atacar el suyo.
Y lo más grave no es solo el ataque.
Lo más grave es que Google lo permite, lo respalda y, en el fondo, lo legitima.
En España, la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI) obliga a los prestadores de servicios digitales a retirar o bloquear contenidos ilícitos cuando tienen conocimiento efectivo de los mismos.
Nosotros hemos notificado a Google por todos los medios disponibles que estas reseñas son falsas, injuriosas y no corresponden a clientes reales.
Las reseñas que hemos denunciado vulneran claramente las políticas de contenido prohibido de Google, incluyendo la publicación de contenido falso, difamatorio y sin experiencia directa
No solo no se han retirado: algunas se eliminaron y después se volvieron a publicar.
Por eso, estamos valorando muy seriamente emprender acciones legales contra Google España, por permitir y mantener contenido que incurre en injurias, calumnias y daño reputacional continuado contra una profesional honesta y una empresa con una trayectoria intachable.
Queremos, eso sí, dar las gracias.
A nuestros amigos. A nuestros clientes de siempre.
Y también —con especial cariño— a compañeros del sector inmobiliario que, más allá de la competencia, nos están arropando con mensajes de apoyo, denunciando públicamente las reseñas falsas y dejando nuevas reseñas reales que contrarresten el daño.
Eso también dice mucho.
Ojalá este texto lo lea alguien dentro de Google.
Y si no lo hace, al menos que lo lean quienes sí nos conocen, confían y saben que aquí se trabaja con transparencia.
Dicen que si nadie te odia, es porque no estás haciendo las cosas bien.
“Ser odiado por los tontos es una gloria.” — Victor Hugo
Aunque en este caso no está resultando precisamente una gloria, con el tiempo que le estamos dedicando a resolver este despropósito.
Si lo quieres ver por ti mismo, aquí tienes el enlace a nuestro perfil de empresa en Google:
👉
Olga Tey Agencia Inmobiliaria en Google
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